José Javier Balbontín González

Funcionario
Licenciado en Psicología por la UNED
Diplomado en Ciencias Humanas
Autor de los libros:
"El Cura de Cudón"
"San Vicente de la Barquera en Llamas"
(Cantabria - España)


Epílogo

Concluido y listo para la botadura, este ofrecimiento a la memoria de los marinos de la villa preferida de Isabel la Católica, quiero presentar a la tripulación que, copartícipe de mi ilusión, hizo todo lo que estaba en sus manos para que estas “ocho cuadernas literarias”, revestidas de emoción, pudieran llegar a buen puerto.

Antes de cerrar, definitivamente, la “última escotilla” y varar para siempre en tierra firme, agradezco el ímprobo esfuerzo de toda la “bancada de a bordo” por su generosa y desinteresada colaboración al dejarse la piel en esta larga costera.

Al Profesor del colegio Salesiano María Auxiliadora, Alfredo López Pérez, gran amigo y compañero del deporte. Un fenómeno de la naturaleza humana, alegre en todo momento y siempre dispuesto a echar una mano a cualquiera, repartió puntos y comas por toda la cubierta de “este bajel”, para que la embarcación, ortográfica, gramatical y literariamente hablando, flotara sin escorar.

Al hijo del “Farista de San Vicente de la Barquera”, el dibujante José Ramón Lengomín González, un nuevo camarada que conocí al inicio de la travesía que, con su inacabable altruismo, me regaló su original y exclusivo arte. Él ha inundando “la bodega” con sus admirables dibujos, inspirados la mayoría de ellos en la lectura de los diferentes capítulos de la obra. Al ser un gran sabedor de la historia de la villa le consulté mis dudas, observaciones e infinitos matices acerca del relato.

Al Funcionario, Francisco Manrique Sánchez, al que me une una gran amistad que viene de muchos atrás, y con el que comparto trabajo, aficiones y vivencias. Experto conocedor de las nuevas tecnologías, se responsabilizó de todo el trabajo fotográfico, del diseño y creación de las páginas webs donde se puede consultar esta obra: “www.Sanvicentedelabarqueraenllamas.com” asi, como www.elcuradecudon.com.

Al Catedrático de Tecnología Electrónica, Francisco Javier Azcondo Sánchez, un ejemplo de sencillez hecha sabiduría que, desde Estados Unidos, donde está realizando una investigación científica, me obsequió desde la perspectiva de una persona de ciencias con un interesantísimo prólogo.

Al empresario de hostelería, Juan Ramón Isabel Sánchez, “Ramonín”, hilo conductor de este libro, que me abrió las puertas de su casa y me cedió antiquísimas y exclusivas joyas fotográficas, capturadas con “La Leica”del legendario fotógrafo barquereño, Castro. A él va mi agradecimiento sin limite por su gran hospitalidad, dado que fue la primera persona del pueblo marinero con la que contacté para la realización de este denso trabajo, al que he dedicado tres intensos años de mi vida.

Al doctor Jesús Antonio Pérez Gutiérrez, gran amigo de la infancia. Sabio conocedor de ciencias diversas, es para mí como un libro de consulta al que acudí en numerosas ocasiones, solicitándole información de los oficios y personajes incluidos en este “recuerdo de otro tiempo”.

Al ex actor de teatro Mario Ruiz Sánchez, “Mariuco el de Barreda”. Con él me una fuerte amistad nacida hace pocos años e iniciada en un avión camino de Estambul. Su “don de gentes” y el talento comunicativo que acumula, gestionando el complejo mundo de las relaciones interpersonales, me abrió puertas al solicitar colaboraciones fotográficas.

Al hostelero barquereño, Juan José Noriega Rancaño y a su hija Mabel Noriega Mirón – Rico, por cederme sus fotografías que tiene expuestas en su negocio, el “Hotel Miramar”; “Un bello rincón para soñar con el paraíso y dejar que, lenta y silenciosamente, el alma se impregne de paz y felicidad debido al hechizo del lugar”.

Al dueño del “Restaurante El Retiro”, Miguel Ángel Cortavitarte Gutiérrez, “Cucu”, que, sin conocerme de nada, me dio autorización para retratar el museo fotográfico exhibido en las paredes de ese palacio de la gastronomía marina. No puedo olvidar las vibraciones de tan mágico recinto, “exaltación para la vista y pasión en los fogones”.

A un artista, fotógrafo profesional, de los pies a la cabeza, José García Pérez, de “Foto San Vicente”. Hay que tener muy interiorizado el concepto hiperrealista de estas joyas expuestas en su galería para el deleite de la retina y conocer al milímetro todos y cada uno de los ángulos de este territorio para saber, como nadie, donde hay que posar el trípode con garantía de éxito. Jamás acabaré de agradecer su impagable colaboración, al regalarme sus mejores “obras de arte” y que ustedes, amable lectores, podrán disfrutar.

Al Catedrático de Historia, Fidel Ángel Gómez Ochoa, experto y prestigioso conocedor del contenido de la obra, que me marcó el rumbo a seguir y los lastres que debía arriar por la borda.

Al Mecánico Naval Mayor de la Barquera, José Manuel Lamillar Sánchez, amigo de la juventud que juntos, en la Escuela Náutica Pesquera de Santander, aprendimos las primeras lecciones para poder navegar a bordo de un barco. Con la bondad, simpatía y generosidad que siempre le caracterizaron, acudió presto a mis demandas solicitadas, dándome la oportunidad de vivir el día 9 de Septiembre de 2.012, en la fiesta del “Sorropotúm”, al lado de la “Cofradía del Carmen”, una inolvidable jornada fotográfica que verán incluida en este libro.

A la joven artista, Tania Astuy, capaz de hacer poesía desde la lente de una cámara digital. Avalada con varios premios de fotografía y que está llamada a ser una de las máximas exponentes nacionales del celuloide, también me cedió alguna de sus creaciones.

Al empresario Aurelio Corral de “Bodegas Aurelio Corral S.L.” de Treceño por regalarnos una instantánea de los tiempos de “maricastaña”, cuando aquellas gigantescas cubas de vino se transportaban carretas tiradas por una reata de mulas.

A Miguel Díaz, de “Gráficas Copisán”, amigo desde los tiempos en que, subidos en una “bici de carreras”, conocimos toda la geografía de Cantabria. El equipo humano de la Editorial, atendiendo a las detalladísimas exigencias solicitadas por mi parte, echó el resto y, deseando “buena proa” a estas 208 páginas llenas de vida, botó en su “astillero del grafismo”, esta ofrenda en memoria de los marinos de San Vicente de la Barquera.

No quiero olvidarme de Javier Balbontín Cacicedo, José Balbontín Quintano, Dionisia González Corona, Belén San Juan Berzosa, Manuel Porras, Fernando José Lastra Villar, Carmen Cuartango, José Luis Vejo Gallo, Ángeles Sánchez Gandarillas, Esperanza Roiz Noriega, Roberto Balbás Zunzunegui, Avelino Sánchez Coz, Mª Montserrat Balbontín González, Blanca Luz Ruiz, Mariana Lucía Macedo Huayanga, Mª del Rocío Balbontín González, Joaquín Callejo Sánchez, María Antonia Margotán, Roberto Balbontín Salas, Raquel Quevedo, Manuel Sotelo, Clemente Lanza, Claudia Noriega, Carmen Blanco, Carlos Balbontín Salas, Manuel González Beltrán, Juan José Cifrián, Pilar González Colsa, Antonio Gabino Calva Martínez y Luis Valverde.

11 de Julio de 2.013