Francisco Javier Azcondo Sánchez

Catedrático de Tecnología Electrónica
(Logan, Utah, EEUU)





Prologo

Para juzgar el pasado debemos buscar las alternativas en el tiempo histórico que se produce, evitando los moldes actuales. Deshacer los nudos de lo vivido, como comunidad y en lo personal, es una de las claves del progreso. El relato pide ayuda a la historia y a las costumbres, tomando prestados retales de ellas, que componen una impresión de conjunto o se observan por separado, y cabe utilizarlos para crear huella en los más jóvenes.

El autor presenta, a través de Ramonín, un niño cuya incipiente vida se ha quebrado por la ausencia de su padre y que queda ligado emocionalmente al cuidado de su madre, unas crónicas de gran relevancia, invitándonos a contemplar San Vicente de la Barquera desde diferentes dimensiones que transcienden a un lado y al otro del Atlántico:.

- Visual: Con excelentes grabados y entrañables fotografías de personas y de admirables paisajes.

- Histórica: Por la narración de acontecimientos claves, desde la Época Medieval, que abren las puertas a la Edad Moderna en los que la Villa y sus gentes son presentados de una forma cercana. También encontramos ricos detalles de vidas contemporáneas. Igualmente, nos muestra pinceladas de usos, vestimentas, oficios e industria de San Vicente y alrededores.

- Costumbrista: A la vez que sociológica, ya que nos adentra en el difícil diálogo entre la ancianidad y una juventud limitada en sus aspiraciones. “La llamada de la mar” hará que los jóvenes del lugar se afiancen en su madurez.

Todo ello, abre camino a la reflexión personal sobre los entresijos de nuestro ayer individual y colectivo, que nosotros mismos debemos descifrar y valorar para procurar el propio progreso y el de las siguientes generaciones. Hace cientos de años que San Vicente de la Barquera apostó por la gran empresa nacional y transnacional; es decir, la modernidad frente al feudalismo. El Imperio llega a su culmen con la decadencia inoculada, y se manifiesta más en el Proceso de Carranza que incluso en el desastre de “La Invencible”. La villa mantendrá su amplia presencia, en distintos frentes, a lo largo de tres siglos y medio con grandes aportaciones políticas, legislativas, militares y culturales, incluyendo las técnicas.

El peso de la historia, la dramática pérdida de su referencia vital y un entorno de aparente menor trascendencia, impiden a Ramonín buscar su destino. Trascurrido un tiempo lo encontrará en el mar; territorio bien conocido por el autor de este libro que, desde ese amplio horizonte de olas, brumas, galernas, naufragios... rescata al joven protagonista para proponernos una visita amable y positiva de aquella época, permitiendo a los barquereños reconocerse a sí mismos; al mismo tiempo, en sus amenas páginas, los visitantes encontrarán un profundo significado en el caminar por la Villa marinera.

20 de Junio de 2.013