Para juzgar el pasado debemos buscar las alternativas en el tiempo histórico que se produce, evitando los moldes actuales. Deshacer los nudos de lo vivido, como comunidad y en lo personal, es una de las claves del progreso. El relato pide ayuda a la historia y a las costumbres, tomando prestados retales de ellas, que componen una impresión de conjunto o se observan por separado, y cabe utilizarlos para crear huella en los más jóvenes.El autor presenta, a través de Ramonín, un niño cuya incipiente vida se ha quebrado por la ausencia de su padre y que queda ligado emocionalmente al cuidado de su madre, unas crónicas de gran relevancia, invitándonos a contemplar San Vicente de la Barquera desde diferentes dimensiones que transcienden a un lado y al otro del Atlántico:.
- Visual: Con excelentes grabados y entrañables fotografías de personas y de admirables paisajes.Todo ello, abre camino a la reflexión personal sobre los entresijos de nuestro ayer individual y colectivo, que nosotros mismos debemos descifrar y valorar para procurar el propio progreso y el de las siguientes generaciones. Hace cientos de años que San Vicente de la Barquera apostó por la gran empresa nacional y transnacional; es decir, la modernidad frente al feudalismo. El Imperio llega a su culmen con la decadencia inoculada, y se manifiesta más en el Proceso de Carranza que incluso en el desastre de “La Invencible”. La villa mantendrá su amplia presencia, en distintos frentes, a lo largo de tres siglos y medio con grandes aportaciones políticas, legislativas, militares y culturales, incluyendo las técnicas. El peso de la historia, la dramática pérdida de su referencia vital y un entorno de aparente menor trascendencia, impiden a Ramonín buscar su destino. Trascurrido un tiempo lo encontrará en el mar; territorio bien conocido por el autor de este libro que, desde ese amplio horizonte de olas, brumas, galernas, naufragios... rescata al joven protagonista para proponernos una visita amable y positiva de aquella época, permitiendo a los barquereños reconocerse a sí mismos; al mismo tiempo, en sus amenas páginas, los visitantes encontrarán un profundo significado en el caminar por la Villa marinera.
20 de Junio de 2.013 |